Por el gobierno de Pedro Sánchez, sí. Ya sabemos el importe del suculento pedazo de tarta de los ansiados fondos europeos, pero la miel en los labios, porque la Unión Europea, nuestros socios, nos exigen un minucioso plan socioeconómico para poderlo degustar y, para ello, es prioritario salvar desequilibrios y sanear la maltrecha caja pública.
La coalición que nos gobierna ya descarta de antemano la reducción del gasto, son incapaces de reducir chiringuitos políticos, de ministerios fantasmas y de asesores por doquier. Tomando un café, leo "Ximo Puig, acumula 25 asesores y supera el millón de euros en sueldos". Pues, sí, sí, 40 años hinchando el globo del gasto y la presión fiscal. Ahora la última ocurrencia es cobrar peaje en autovías, la AP-7 y todas las demás volverán a ser de pago. La Comunidad Valenciana tiene una intensidad de tráfico un 15 por ciento superior a la media nacional y, sin embargo, somos la séptima autonomía en déficit de conservación, es prioritario solventar el déficit de mantenimiento. No dejan de tener ideas o, mejor dicho, malas ideas, porque también pretenden eliminar las bonificaciones a la tributación conjunta en la declaración de la renta. En fin, globos sonda para ver cómo respiramos, todo menos recortar gastos.
Pero no seamos ilusos, no lo harán, para ellos sus chiringuitos son el sostén del poder. Lo tienen difícil, al asfixiado no le pueden dejar sin oxígeno, graduarán para que, en su precariedad, siga respirando y a Bruselas no la pueden seguir desconcertando con idas y venidas en el plan para la percepción de los fondos. Porque, lo que consiguen es alertarlos, que abran los ojos como platos y que busquen lupas ante la desconfianza que crean. Un Gobierno sin credibilidad ni confianza, que funciona por impulsos y bandazos, nos sumerge en la incertidumbre de un futuro incierto.