Manuel Martínez, alcalde de Gátova. EPDA. La revolución mediática y la participación de los grandes líderes políticos en las pasadas elecciones a la Comunidad de Madrid dejaba claro que se jugaba algo más que una presidencia de una comunidad autónoma.
A tenor de los resultados, unos han intentado circunscribir las consecuencias simplemente a un territorio de la nación y otros las han intentado extrapolar al conjunto de la nación viendo el inicio del asalto a la Moncloa pero la realidad es que lo sucedido va mucho más allá, es la constatación de que los nuevos partidos surgidos o potenciados al albor del 15M tienen los días contados como no sufran una profunda transformación.
Muchas personas como yo creímos en su día en diversos proyectos políticos que parecían venir a hacer las cosas de una forma diferente, algunos nos dimos cuenta antes y otros un poco más tarde pero independientemente de los años transcurridos, lo que está claro es que la sociedad se ha dado cuenta que estos partidos no aportan el aire fresco que se les presuponía en un principio y lo han castigado en las urnas.
La ilusión de algo que deseábamos con entusiasmo que se produjera en la política de nuestro país ya ha cambiado de acepción en el término y se ha convertido en la ilusión de algo que lo vimos más como un deseo que como una realidad.
No obstante, me niego a creer que la vieja forma de hacer política ha ganado, posiblemente la batalla sí, espero que la guerra no. En estos momentos en los que los nuevos partidos están en general en horas bajas es el momento de recordar por qué surgieron y pensar que lo hicieron porque la sociedad estaba cansada de sus dirigentes, no creo que la situación actual dista mucho de la anterior.
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