Calle Colón, sólo buses. EPDA Lo de la Calle Colón es la penúltima ocurrencia de Grezzi y Compromís. O quizás tenga razón María José Catalá y también sea
una cortina de humo para tapar el robo de 4 millones de euros de la EMT sin que nadie asuma responsabilidades. El caso es que cerrar 'de facto' al tráfico la principal arteria comercial de la capital valenciana, coincidiendo con la peatonización de plazas históricos, es un desastre tal y como está planteado.
Valencia no tiene el transporte público de Londres, de Barcelona ni Madrid. Las frecuencias de los autobuses de la EMT, del metro y Cercanías son válidas para jubilados, turistas sin prisa y despistados. Valencia no es sólo Valencia, sino que es una ciudad que debe sumar a sus 800.000 habitantes otros tantos de su área metropolitana, desde l'Horta Sud, Camp de Túria, l'Horta Nord y Camp de Morvedre, especialmente. Decenas de miles de ciudadanos de estas comarcas que van a diario a trabajar a la capital y otras decenas de miles de vecinos de Valencia que van a trabajar a alguna población cercana.
Peatonalizar, poner carriles bici, cerrar al tráfico arterias comerciales puede ser positivo si:
- las frecuencias del tren de Cercanías fueran adecuadas
- las frecuencias de Metrovalencia fueran adecuadas
- las frecuencias de la EMT fueran adecuadas
- si hubiesen aparcamientos disuasorios en las entradas de Valencia, desde Alboraia, desde Moncada, desde la avenida del Cid, desde Alfafar, para dejar allí los coches y coger después el transporte público.
Pero nada de esto es así y, por tanto, mucha gente acudía a Valencia en su vehículo particular para poder disfrutar del arte, del ocio, de un buen restaurante o de hacer compras, dado que las frecuencias del transporte público son especialmente inadmisibles los fines de semana.
Si no hay aparcamientos disuasorios, ni un tranporte público adecuado, miles de personas optarán por reducir sus visitas a Valencia. Y para aquellos miles de valencianos de la capital que trabajen fuera, tendrán más problemas para su conciliación familiar, puesto que les costará mucho más salir del 'cap i casal' en su vehículo particular, dado que el transporte público es infumable.
Lo de la Calle Colón es la penúltima ocurrencia de Grezzi y Compromís, que vuelven a empezar la casa por el tejado.
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