Raul Claramonte. EPDA España necesita una apuesta seria por la movilidad sostenible; pero, más que eso, lo que España necesita es que las ciudades vuelvan a ser para las personas. Y en esto debe consistir nuestro trabajo como responsables políticos. De hecho, este mes he tenido el placer de presentar una mesa de reconstrucción sobre este asunto ‘Serà Horta Sud’, organizada por la Fundació Horta Sud y la Mancomunitat junto con la colaboración de otras instituciones públicas y colectivos de la sociedad civil.
En este foro, se expuso el caso de Pontevedra que, desde su experiencia y buen hacer de los concejales, apuesta por una idea que comparto completamente. Esto es, las ciudades hay que pensarlas para el disfrute de las personas. Posiblemente una ciudad bien pensada donde el protagonista principal sea el ser humano, será una urbe perfecta para vivir.
Después vendrá una movilidad sostenible, conseguiremos ciudades libres de emisiones y contaminación, y sobre todo, toda la retahíla de objetivos que nos marca la Agenda 2030. Sin embargo, para ello necesitamos tener muy clara la base de lo que queremos.
Desde estas líneas, animo a todos a reflexionar y agradezco estas iniciativas constructivas donde se dan voz a los agentes sociales y públicos para poder compartir y aprender a enfocar el modelo de ciudad que nos merecemos, en la que todos deseamos vivir.
Lo que buscamos es que los vecinos y vecinas puedan pasear por sus calles sin miedo ni peligro. Obviamente, el automóvil es necesario, pero deberíamos utilizarlo solo para lo imprescindible.
Además, habríamos de valorar la importancia de cómo puede evolucionar esta sociedad otorgándole el espacio que merece la naturaleza y su espacio urbano. Si la humanidad es capaz de entender esta premisa, seguramente en unos años, no habrá que hablar de movilidad sostenible. Pues será un hecho.
Es por ello que hay que ponerse las pilas y empezar a trabajar desde ya. Es decir, sentarse para estudiar, establecer y desarrollar planes y criterios desde instancias europeas, en colaboración con el Gobierno de España.
Y por cierto, más allá de ese brindis al sol del Presidente con el Plan 2050, se debe contar con el resto de grupos políticos. Pues hay que hacerlo bien y sin partidismos. Se trata de un proyecto de futuro, donde todos debemos arrimar el hombro y la humanidad ha de estar unida.
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