Estudiando la transformación agraria vivida en nuestros campos y sus cosechas, recordando que estamos en el mes de septiembre, tradicional e históricamente mes de recolección, si consultamos la prensa de 1975, en el periódico Levante, encontramos algunas crónicas que nos recuerdan el acontecer de los últimos cincuenta años y el cambio sufrido en nuestras tierras.
TRECEMIL HECTAREAS DE MINIFUNDIO
Poco después de degustar algunos de los deliciosos vinos del Villar, pasamos a un despacho y dialogamos largo y tendido. Pero ahora, giraba la conversación en torno a la realidad vitivinícola de una amplia comarca: la Serranía del Turia. Sobre la mesa tenía Jesús Mínguez un completo estudio sobre el tema que tratábamos, estudio que fue presentado al último Consejo (comprende veintitrés localidades, desde Liria y Casinos, Gestalgar, Bugarra y Pedralba, hasta Alcublas, Alpuente, Chulilla y naturalmente, Villar del Arzobispo. También se incluyen en el ámbito de dicho La Yesa, Titaguas Aras de Alpuente, Ademuz, Casas Altas, Tuejar, Chelva, Calles, Domeño y Losa del Obispo.
En todas estas poblaciones su economía —esencialmente agrícola— se apoya, sobre todo, en los viñedos. En esta zona —en la que advertimos, se incluyen municipios tanto del Camp de Llíria como de la Serranía del Túria, propiamente dicha— se dedican a la vid unas 13.000 hectáreas, la mayor parte de ellas cultivadas directamente por sus propietarios —alrededor de 3.570 familias— si bien se emplea mano de obra asalariada para la recolección.
Hay dedicadas- a la vid, 21.400 parcelas, por lo que se deduce qué cada propietario tiene —por término medio, claro— seis parcelas, o sea, tres hectáreas y media por cada uno.
TREINTA Y SEIS MILLONES DE KILOS DE MOSTO AL AÑO.
El noventa y ocho por ciento de las vides están destinadas a la elaboración de vino, y únicamente, Casinos posee -la variedad "Cardinali" que, en años favorables, permite que un pequeño porcentaje sea consumida en fresco. Las variedades principales son la planta nova, planta de Pedralba, Pedro Jiménez, Cardinali, garnacha, bobal, tintorera y merseguera, que supone alrededor del setenta por ciento del total de la producción.
Todas estas variedades -a excepción de la planta nova y cardinali- están consideradas como preferentes por el Consejo Regulador. La producción media anual es de 3.840 kilos por hectárea, lo que supone en un año normal unos cincuenta millones de kilos de uva, destinada a la vinificación, con rendimientos en caldo del setenta y tres por ciento, pudiendo calcularse la cosecha de mosto en unos treinta y seis millones de kilos. Este vino es elaborado casi en su totalidad por las cooperativas, las cuales disponen de personal técnico adecuado para una aceptable elaboración, así como de utillaje y almacenamiento suficiente para su transformación y conservación.
Y antes de acabar —por hoy— señalaremos un punto importante: el que habla de la comercialización de los vinos y subproductos. "Actualmente —nos decía Jesús Mínguez— se realiza casi todo a través de las cooperativas. Pero se carece de personal especializado y debidamente preparado para promocionar adecuadamente este producto, introduciéndolo debidamente envasado y con la garantía de conservación y esterilización requeridas en el mercado del consumidor." Y este aspecto deberá ser cuidado en un futuro próximo”.
En julio de 1975 en el mismo periódico: Levante, Antidio Domingo (el corresponsal) informaba del FUTURO REGADIO de Casinos, con estas letras: “Por la misma empresa constructora del canal que ha de traer, las aguas del pantano del Generalísimo, se está procediendo a construir los entradores-puentes para poder entrar en las parcelas colocando así los tramos que quedaban por colocar y haciendo los sifones necesarios, con lo cual ya podrá el agua circular desde dicho pantano hasta estas tierras sedientas”.
El día nueve de septiembre de ese mismo año, nuestro recordado Corresponsal de prensa Antidio Domingo, publicó: “Empieza la recolección de uva en Casinos:
La Bodega Cooperativa Vinícola Santa Bárbara ha procedido a la apertura de la misma, con lo cual ha empezado la recolección de la uva de la variedad cardinal, comenzando así la campaña vinícola.
Esta variedad de uva de mesa, salvo pequeñas cantidades que se han vendido en el campo a peso a siete pesetas el kilo y a escoger, todas las demás se recogerán para vino. (Hay que tener en cuenta que la Cooperativa de Casinos tenía una planta embotelladora, funcionando a pleno rendimiento).
También se está recolectando la almendra en las partidas más avanzadas, pero su recolección será rápida por la corta cosecha que hay.
También están para recoger las algarrobas, pero éstas se recolectarán en la medida que las circunstancias lo permitan, pues es muy probable que cuando termine la campaña de la uva tardía planta nova, aún queden muchas en el campo por recolectar”.
Esa era la realidad agrícola y los momentos recordados de hace cincuenta años. En la actualidad, las almendras y algarrobas siguen siendo cosechas que están presentes en nuestras tierras, además de otro cultivo que se ha mantenido que son las olivas, que aún quedan plantadas en tierras de secano y regadío.
Pero desde aquella fecha hasta hoy nuestros campos han sufrido una importante transformación agrícola.
José Salvador Murgui Soriano.
Cronista Oficial de Casinos.
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