Joaquín Niñerola y compañeros futbolistas. Archivo JSMS
Cuando tengo que escribir estas crónicas se acumulan en mi mente tantos acontecimientos que me resulta muy difícil ordenarlos, porque cronológicamente puede existir una conexión, pero emocionalmente son tantos los momentos recordados que la mente tiene más poder que los dedos a la hora de buscar las letras para engarzar la historia.
Hoy las muertes se anuncian por un bando de música clásica, otra veces se han anunciado con éste canto tan valenciano “Al matí cap a llevant, quan naix el dia, les campanes van dient Ave María,” aunque a mi personalmente para darle paz y solemnidad a la muerte, me gustaría que se hiciera con la “Pavana en fa sostenido menor”, op. 50, el compositor francés Gabriel Fauré, escrita en 1887. Lo cierto es que cuando suena esa música todos prestamos atención al bando.
¿Quién se ha muerto? Es la pregunta al oír la música, o el triste tañido de campanas… esos segundos son decisivos, para identificar al difunto. Hoy la música sonó para Joaquín Niñerola García. En estos tiempos de pandemia puede ser un difunto más, un anciano descocido, o sencillamente un vecino del pueblo. En muchas ocasiones ya preguntas, de quien es padre o abuelo. Pues bien, yo hoy escribo para Joaquín, un hombre que la edad lo dejó en casa desde hace unos años, cuando la madurez hace mella en las personas, pero Joaquín fue un hombre que honró y trabajó por Casinos y sus gentes. Posiblemente como otros muchos casinenses dentro de las medidas de sus posibilidades.
Desde muy joven ya dio muestras de ser un gran futbolista, los primeros goles los marcó en aquellas vetustas porterías, que sin redes ni vestuarios servían para matar la afición de los jóvenes de Casinos, en el campo de futbol sembrado de tierra y piedras que se ubicó al final de la Calle Don Pedro Villanueva, muy cerca de los pajares del final de la Calle la Reina.
Joaquín en 1954 fue fichado por el equipo de fútbol “Club Deportivo Portuarios” equipo al fusionarse con el “Club Deportivo Malvarrosa” formaron el 10 de noviembre de 1962 el Club Atlético Levante. 1954,es la fecha del bautismo deportivo de este ejemplar goleador, que empezando en su pueblo, mereció abrazar los triunfos en la Capital.
Joaquín estuvo presente cuando en 1961 se inauguró el entonces nuevo campo de futbol, y nunca olvidó sus orígenes nativos, yo una de las últimas imágenes que tengo de nuestro finado, era arbitrando en la década de los años 1960 en este terreno de juego al que hago referencia. Por supuesto que también estuvo en 1984 al instalar la luz eléctrica, y sudando la camiseta en los partidos de los veteranos contra los más jóvenes. Pocos veteranos de la época quedan, hoy nos ha dejado un estratega del balón y un capacitado goleador.
La historia podía tener este final, pero los hombres buenos merecen un reconocimiento; ante la muerte todos somos iguales, atrás queda el orgullo, la vanidad, y todos los calificativos que adornan una ambiciosa vida. Joaquín empezó su vida laboral en una empresa pionera de la alimentación, Superette. Esta empresa estaba representada por una ardilla llevando un carro de compra. Fue el inicio de la existencia de los supermercados en las capitales de provincia y que empezó con el beneplácito del Gobierno con el llamado “Plan Nacional de Estabilización Económica de 1959”, el cual establecía programas de cooperación con los Estados Unidos de América, cuya finalidad, a través de la “Operación supermercado”, tenía el objetivo de modernizar la economía en el plano comercial, según teoría de Daniel Venteo.
En esa empresa estuvo Joaquín hasta el momento de su jubilación. Vivió duros momentos con motivo de la muerte de su esposa Juliana el 26 de diciembre de 1975, pero siempre estuvo arropado por su hija Dolores y resto de familia.
Joaquín, siempre fue sensible a las necesidades de sus vecinos, favoreciendo laboralmente a quien a su puerta llamó. Sabía muy bien distinguir el Don para tratar con un superior, el Vd. para atender correctamente, y el “tu”, para hablar coloquialmente. Atendió demandas de festeros, musicales, Clavariesas, y entidades sin ánimo de lucro, porque sabía que desde el anonimato estaba haciendo un bien a su pueblo.
La vida le volvió a sonreír, su nueva pareja Maruja, le ha acompañado hasta el final, y sus hijos y nietos, también han estado a su lado. Carlos Granero, conocido como el de Chella, y prestigioso entrenador de futbol, es el esposo de su hija y a la vez el padre de Carla y Borja Granero, centrocampista o defensa en el Real Club Deportivo de La Coruña de la Segunda División B de España.
Hoy la familia del futbol está triste, y también estamos los que tuvimos la suerte de conocerlo y por diferentes razones convivir con él. Niñerola, hombre de porte serio y de palabra, se ha ido con la discreción que caracterizó su vida… Lamento que hoy las muertes sean “descafeinadas” esa cultura de los tanatorios, nos proporciona mucha higiene pero en ocasiones adolece de solemnes despedidas. Se van poco a poco, se fueron... todo queda en el olvido; pero estoy seguro que en el más allá, Joaquín hoy se habrá reencontrado con tantas personas amadas, compañeros deportivos, amigos olvidados… hombres serios que supieron ser a la vez empresarios y teñir su vida de respeto, amabilidad y consideración.
Descansa en paz Joaquín. El entierro será el sábado día 16 a las 10,30 horas desde la Parroquia Santa Bárbara de Casinos.
Joaquín Niñerola y compañeros futbolistas. Archivo JSMS
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