Escena del documental Vestida de Azul. EPDA
Lo que empezó en el año 2000 como
una reunión de un grupo de amigos para ver películas de miedo en Navidad se ha
convertido, diecinueve años más tarde, en un festival cinematográfico referente
en el panorama valenciano, un lugar de encuentro en torno al cine. "Nos gusta
compartir el festival con gente que nos gusta. Mantenemos el espíritu con el
que nació la propuesta de pasar un buen rato mientras vemos películas", cuenta
Javi Llorens, codirector de Catacumba.
Su 17ª edición —underground,
clandestina, experimental— arranca este año en la Filmoteca Valenciana donde el
martes 22 de octubre se proyectará Vestida
de azul, película descatalogada, recuperada para la ocasión, que se estrenó
en el Festival de Cine de San Sebastián en 1983. Dirigida Antonio Giménez Rico,
Vestida de azul muestra los avatares
vitales de seis mujeres transexuales durante la época de la
Transición. La proyección irá acompañada de un coloquio con el crítico de cine
Jorge Castillejo y la escritora y periodista Valeria Vegas, autora del libro Vestidas de azul. Análisis social y
cinematográfico de la mujer transexual en los años de la transición española,
investigación sobre la película publicada recientemente por la editorial Dos
Bigotes.
El sábado 26 de
octubre tendrá lugar la presentación de Catacumba en València. Será en el
Centro Excursionista con la actuación de Enrique del Castillo (Las Barbas
Indómitas) con su nuevo proyecto, Tetenal, música experimental que abrirá el
telón del festival, que del 31 de octubre al 3 de noviembre trasladará su
programación al Cine Capitolio de Godella, su sede habitual. «Mantener el
festival en Godella es una decisión (pre)meditada, nos acercamos a València
para informar a nuestro público potencial que en nuestro pueblo hay un festival
que puede ser de su interés y divertimento», afirma Sergi Inclán, codirector de
Catacumba, que cuenta con el apoyo de la Concejalía de Cultura de Godella. De
jueves a domingo, cuatro días intensos de festival, cuya programación se puede
consultar en www.catacumba.org, que proyectará los cortometrajes seleccionados entre las más de mil
propuestas, de setenta nacionalidades diferentes, que han participado este año en
el festival internacional de cortometrajes de Catacumba. «Nos llegan cortos de
todo tipo, en general nos gusta el cine que cuenta historias desde los
márgenes, que aporta una mirada crítica que va más allá de las pantallas»,
apunta Inclán. Catacumba reparte dos mil quinientos euros en premios, además de
diez galardones y sus peculiares estatuillas, elaboradas para esta edición por
el artista urbano Luce: la Muñeca Rota, premio al cortometraje más entrañable,
y los dos Fetos de Oro que otorga el público asistente a las sesiones y un
jurado formado en esta edición por Teresa Juan,
Paula Elena Ramos, Cristina Bonora y Cristina Llamedo, integrantes de Melibeas.
Una sesión dedicada al Stop
Motion —coordinada por Rubén Garcerá—, otra al cine valenciano, su destartalado
concurso de gritos, el concierto de Los Chewbacca's, la proyección del largometraje infantil Mi vecino Totoro de
Hayao Miyazaki y su cine-concierto de clausura a
cargo de Muno Na Baka son otras de las razones que Catacumba propone para
acercarse a un festival que está a punto de cumplir su mayoría de edad en el
mismo año que la Banda de Música de Godella celebra su doscientos aniversario.
¿Llegará Catacumba al 2200? Tiempo al tiempo.
SOBRE LAS PROYECCIONES DE LA SECCIÓN OFICIAL
Un total de 24 trabajos de 16
nacionalidades competirán en la Sección Oficial de Catacumba Film Festival. Una
amalgama de cortometrajes que van desde el inquietante —a la par que confuso—
cortometraje experimental Wild Will
(Alan King, 2019) o la heteróclita In Dog Years I am Dead (Kenji Ouellet, 2018)
—capaz de citar literalmente en el mismo contexto a Kim Kardashian y a Santa
Teresa de Jesús— hasta el documental más visceral de Blink (Jakov Labrović, 2017) que se adentra en los centros
psiquiátricos croatas. Entre esta mezcla de modos narrativos también
encontraremos el distópico y surrealista F
for Freaks, donde Sabine Ehrl analiza oníricamente la explotación de los
más débiles. Marc Lahore en Les Poux
ridiculiza la perfecta solidaridad europea. En su ópera prima, Thiago Cordeiro
(As Mais Lindas Flores Que Separei Para
Você, 2018) bucea al puro estilo del cinema
novo en los crudos bajos fondos de Sao Paulo. Más políticas son el plano
fijo perpetuo de la hongkonesa The Umbrella
(Eric Tsang, 2018) o la filosófica Fuego
en el sótano (Eva Vázquez de Reoyo, 2019) que nos transporta al México de
1968. El oscarizado Skin (Guy Nattiv,
2018), así como la multipremiada Anna (Dekel
Berenson, 2019) relatan con estilos distantes el supremacismo imperante. Por su
parte, en el campo de la animación, se podrán ver obras técnicamente tan
dispares como la impecable La noria
(Carlos Baena, 2018) o la abstracta crítica a los totalitarismos de Violent Equation (Antonis Doussias,
2019).
El domingo por la mañana se
proyectará el largometraje de animación infantil Mi vecino Totoro de Hayao Miyazaki, 1988, obra de arte referente
del anime japonés. Y la noche del sábado será para el largometraje Un día
más con vida de Raúl de la Fuente y Damian Nenow, 2018, que mediante
ficción animada y documental nos adentra en los últimos días de la guerra de
independencia de Angola a través del relato autobiográfico del periodista que
puso a África en el mapa, Ryszard Kapuściński.
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