Pere Ferrer, Periodista./ EPDA S
i hay algo de lo que todos tenemos ganas
es de ver acabar ya este penoso 2020.
Marzo y los meses siguientes fueron muy
duros y la acción del Gobierno, pese a
luchar contra lo desconocido, llegó tarde, aunque hay que reconocerle que cogió el toro por
los cuernos. Y el asunto parecía controlarse antes del verano.
Tanto es así que el Gobierno central optó por dar un paso atrás, lavarse las manos y
decirle a las autonomías: ¡Señorías, su turno!
Unas señorías ávidas de recuperar su cuota
de poder, sin haber reparado en si estaban
prevenidas ante semejante crisis.
Y aquí empezó de nuevo, lenta pero de
manera paulatina, la fiesta de los horrores.
Incremento de la curva, del porcentaje de
contagios, descontrol en aras de recuperar
libertades y una muy tocada economía, que
a día de hoy sigue sin reactivarse como debiera.
Cada territorio haciendo la guerra por su cuenta sin reparar en lo juntas que están Murcia de
Albacete y esta a su vez de Alicante, pongamos
por caso, como podríamos hablar de cualquier
otro punto de la península donde se juntan fronteras de dos, tres o más territorios. Y papá estado
diciendo: ‘si queréis algo llamad’, pero para sus
adentros pensado: ‘ya si eso, os apañáis…’
Y una administración lenta, arcaica, rancia que
no atiende el teléfono, ni te responde de manera telemática (salvo honrosas excepciones), no
lo hacen ni desde el Centro de Salud, ni desde la
Agencia Tributaria, ni dondequiera que llames.
¡Qué pena de país! Con los autónomos asfixiados, con las mutuas atendiendo la gestión de ertes, con las ayudas del ingreso mínimo vital gestionadas solo al 25%, con los sanitarios agotados y
en huelga, con negocios cerrados y sin una compensación clara y directa.
Y una anécdota, que supone ya el colmo, el tan
ido y traído IVA de las mascarillas, veinte días llevamos hablando de ello y el Gobierno se ha resistido hasta el final de manera chulesca para no renunciar a su afán recaudatorio, cuando desde la
Unión Europea ya nos advertían de la licencia a
los países miembros para rebajar ese IVA al mínimo. Para subirse el sueldo un 0,9% no necesitaron más de 24 horas. ¿De verdad nos quieren
ayudar? ¿De verdad están con el pueblo y con las
economías que ya vamos más que justas?
Me falla un Gobierno que mercadea sus presupuestos con licencias a partidos que demandan cuestiones que se alejan de los números y
se instalan en diatribas relacionadas con la lengua vehicular, indultos o acercamiento de presos. Me falla un Gobierno que proclama hacer
una política de consensos e ignora a aquellos
que se prestan a ello.
Me falla un Gobierno que ya solo (y gracias)
de vez en cuando sale con su presidente a levantar el ánimo y a loar todo lo que por el pueblo viene haciendo y, sin embargo, acumula las
peores cifras en el plano sanitario y económico de toda la Unión Europea. ¡Háganselo mirar
y dense un baño de humildad que les ponga los
pies en el suelo!
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