Visado. EPDA
Llega la
época de matriculaciones universitarias y, con ellas, más de un quebradero de
cabeza: créditos, horarios, idiomas, asignaturas obligatorias y optativas,
grupos y subgrupos, prácticas externas... Por si fuera poco, el alumnado de
segundo de bachillerato que está a las puertas del acceso a la universidad ha
tenido que terminar su formación académica a distancia. Es lo que se ha dado en
llamar telestudio, palabra que la RAE aún no recoge en su seno por lo
insólito de la situación que estamos viviendo. Pero puede que no sea tan
insólita.
Hace solo
dos años, en Venezuela, los y las estudiantes que preparaban la selectividad
para incorporarse a las universidades españolas afrontaron del mismo modo sus
últimos meses. En este caso, no era una pandemia mundial lo que los retenía en
casa, sino la situación política del país: marchas, protestas, asesinato de
estudiantes... No se podía salir. Parémonos a pensar solo un momento: si para
un estudiante nacido en España, los trámites universitarios ya se hacen cuesta
arriba, para el estudiantado latinoamericano que viene aquí... ¿cómo será el
proceso? Un proceso no solo marcado por el envío de documentación de un país a
otro, sino también por la situación que viven ambos países en cada momento y
los cambios continuos que acusa la legislación educativa española. Eso mismo
quise preguntar yo a mis cinco compañeras de clase venezolanas: ¿por qué y cómo
vinisteis a estudiar a València?
En
Venezuela, solo aquellos y aquellas que quieren venir a estudiar a España deben
realizar los exámenes de selectividad tal como la conocemos aquí. Mis
compañeras prepararon sus asignaturas en un propedéutico impartido por PALT o
Academia Politécnica La Trinidad, en Caracas. Aunque existe la posibilidad de
venir a España a prepararse, o de hacerlo libremente, en general son las
academias privadas las encargadas de ello. En muchos casos, hablamos de
asignaturas que directamente no se imparten en Latinoamérica, como Historia de
España. La institución española encargada de enviar examinadores a
Latinoamérica es la UNED o Universidad Nacional de Educación a Distancia. Y el
costo del examen es de 225€. A partir de aquí, el modo de proceder es parecido
al nuestro: te inscribes en la Consejería de Educación de la comunidad autónoma
correspondiente y eliges, por orden de preferencia, las carreras y
universidades a las que quieres acceder.
¿Qué pasa
si ya estás estudiando una carrera universitaria en Latinoamérica? En este
caso, existe la posibilidad de solicitar el reconocimiento de créditos extranjeros
en la universidad de destino para acceder a una plaza, a veces única, de
continuación de estudios extranjeros. Un procedimiento que puede ser paralelo
al de la selectividad. Simultáneamente, hay que apostillar documentos, notas y
diplomas en el país de origen para enviarlos a España y realizar también allí
los trámites correspondientes. Una amiga me comentaba la suerte que tuvo de
contar con un familiar en València, porque algunas de sus compañeras se vieron
obligadas a contratar los servicios de terceras personas, a menudo caros, en
las ciudades de destino.
Pero el
proceso no acaba aquí. Existen diversas maneras de entrar al país, entre ellas
tener la nacionalidad española, acogerse al asilo político o sacarse el visado
de estudios. Con la última opción, llegan de nuevo los papeles: antecedentes
penales, certificado médico, solvencia económica... Y una vez en España, visado
en mano, toma de huellas en la policía para conseguir el TIE o Tarjeta de
Identidad de Extranjero, en caso de una estancia de estudios superior a seis
meses. Con todo, mis compañeras latinas siempre desprenden una energía positiva
arrolladora. Llegaron a València por diferentes motivos, algunas solas y otras
acompañadas. Todas, eso sí, con grandes historias a sus espaldas.
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