Javi González. EPDA Si bien las redes sociales se implementaron como una herramienta eficaz para comunicarnos, la realidad es que estas han conseguido someter y controlar a la población. Y todo esto es posible cuando la desinformación y la falta de educación están a la orden del día.
Vivimos a toda velocidad en una sociedad donde somos bombardeados por miles de noticias que, en la mayoría de los casos, ni son contrastadas. Todo vale. Lo que es noticia ahora, en hora y media, ya no lo es. Nos ofrecen una perspectiva dirigida. Ya no buscamos las noticias, ellas nos encuentran.
En el plano personal, un uso irresponsable nos invita a que publiquemos cualquier tipo de información íntima. No somos conscientes que, si las plataformas como Facebook, Instagram o Twitter son multimillonarias y nosotros no pagamos, alguien tiene que estar pagando; es decir, si no compramos el producto, entonces nosotros somos el producto, por lo que otros pagan por manipularnos e influenciarnos. Y eso interesa mucho, la desinformación, opiniones polarizadas, una necesidad imperiosa de agradar al otro y la adicción a las pantallas. Tenemos la gran necesidad de recibir una recompensa que llega en forma de comentario o un “me gusta”. Las empresas han creado plataformas que buscan sacar provecho de esa dopamina, un neurotransmisor que participa en la motivación y recompensa ante estímulos placenteros, que se estimula cuando llega una notificación que indica que alguien se fijó en nosotros. Aunque sea para insultarnos. Pero hacer uso de las redes sin educación, sin responsabilidad y con adicción puede crear un grave problema social y mental.
Pero, ¡ojo!, algunos sacan ventaja de todo esto, a algunos les interesa que la población viva como un zombi. En esto es experto el gobierno con mensajes robotizados y perfiles falsos automatizados. Compran y dirigen la opinión social. Son conscientes que la población, en un porcentaje alto, hacen un uso inadecuado de este instrumento comunicativo y se convierten en personas adictas y sometidas a un mundo que atrapa y no suelta. O víctimas del FOMO (Fear of missing out).
Por lo tanto, es muy importante la educación y la responsabilidad. Aunque en esto no nos van a educar, no interesa a la izquierda, que es la que maneja el poder, y grandes empresas que controlan las redes, precisamente a las que confesamos nuestros pensamientos y debilidades. Y en quienes confiamos. Be careful!
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