Susana Gisbert. EPDA Era cuestión de tiempo. Me lo temia. La policía del absurdo ha vuelto a las andadas y no ha tenido suficiente con cuestionar a Dumbo o Los aristogatos. Ahora la emprende contra el icono de varias generaciones, Grease.
Reconozcámoslo. Cuando, en aquella otra vida que tanto añorábamos, había una verbena, cualquier fiesta o el baile de una boda, había un fenómeno común. Sonaban los primeros acordes de cualquier tema de Grease y la pista se llenaba. Varias generaciones de personas con ganas de divertirse emulaban, con más o menos acierto, a Travolta señalando el coche de sus sueños, a Olivia Newton John llorando su desamor o a toda la pandilla de aquel instituto inolvidable celebrando la graduación.
Yo vi la película de estreno. Me acompañaba mi madre, porque aun no tenía edad de ir con amigas. Ni siquiera era consciente de que supuestos adolescentes eran intrpretados por actores que rozaban la treintena si no la rebasaban abiertamente. Igual daba, porque era maravillosa. Y confieso que sigo viéndola cada vez que alguna cadena la emite. En bucle. Y sé que no soy la única.
Ahora nos vienen, con este revisionismo tan de moda, con su condena al ostracismo por transmitir valores negativos. ¿Perdón? Por supuesto que hay muchas cosas de la película que rezuman machismo. No podría ser de otro modo. Así era la época en que está ambientada. No olvidemos que, aunque rodada a finales de los 70, reproduce un instituto de los 50 ¿Qué pretenden? ¿Qué las protagonistas hablen del empoderamiento de la mujer y el movimiento #MeToo? ¿Qué en vez de cantarle al amor y al desamor hagan odas a la ruptura del techo de cristal y la brecha salarial?
La respuesta es tan obvia como absurda la pregunta. La clave está en lo de siempre. Educación, educación y educación. Y esa no la dan las películas pensadas para entretener, sino las personas adultas que las ven con sus hijos e hijas. Así podría, incluso, servir para enseñar a las niñas -y también a los niños- lo que está bien y lo que no.
Ya hace mucho tiempo que dije que el famoso “Tell me more” con que Travolta presume de sus conquistas ante sus compinches, es el grupo de whatsapp de la época. Pero de ahí a eliminarlo hay un mundo. Es una realidad que existía y existe y hay que mostrarla para que no se repita, no fingir que no está. Nos pasamos de frenada. Palabra de feminista sin complejos pese a haber crecido con los temas de Grease.
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