Jaime Navarro Como cada año es tradición hasta que llegó la maldita pandemia que nos asola en nuestra querida Valencia, que se salve, vamos que se indulte, a un afortunado "ninot". Y me refiero a esos maravillosos, barrocos y tantas veces cachondos "muñecos de falla" ( que cantaría para todos, "churros" incluidos, nuestro tan llorado Rafael Conde "El Titi", uno de los últimos artistas totales que ha parido esta "terreta", en aquel su inmortal y desgarrador hit "Noche de Fallas").
Y los valencianos cada año salvan pues ese muñeco y también al muñequito o "ninot" infantil del horror del fuego; y lo hacen por rigurosa voluntad popular, que uno, el que quiere va y ve los "ninots" que cada agrupación fallera presenta como sus mejores creaciones; y votamos y al final democráticamente salvamos de la hoguera a ese muñeco fallero de adultos y al otro infantil. Y ambos dos se van de cabeza para el Museo Fallero donde uno puede admirar todos lo que se han ido indultando desde que comenzó esta hermosa y salvífica tradición. Hace ya muchos años.
Ahora Maese Pedro se ve en similar encrucijada histórica de tener que salvar no a un ninot, no un sólo muñequito- o todo lo más a dos, uno de adultos y otro infantil- sino que el destino cruel ha puesto en sus manos el futuro de toda una "colla" de catalanes. Y el Sr. Sánchez no debe elegir salvarlos por su gusto estético, por la gracia o simpatía que en él despierten esta cuerda de presos que cumple en Lledoners ( que así se llama el maco donde están todos los encartados).
No, que don Pedro tiene que votar salvarlos, sí o sí, y no del fuego fallero si no de la prisión, y por imperativos de su mantenerse en el cargo ya que sí no les da esa bula y prontito, su desgobierno tocaría por fín a su fín, al no contar ya con los votos de los colegas de estos grises galeotes. Los pocos que todavía rulan por ahí: fuera del talego,vamos.
Claro que Sánchez se encuentra pues ante una muy chunga y bizarra situación que excede como se ve a nuestra anual y sana costumbre valenciana de indultar por criterios artísticos, de pura gracia o de jolgorio, ya que a toda esta butifarra catalana no se le conoce ninguna simpatía. Ni ningún color. Ni gracia alguna. Salvo la de hacer huir por miles y despavoridas las empresas y puestos de trabajo de los catalanes.
Por lo cual que nuestro presidente se ha puesto pelin melancólico, es normal, y anda por ahí chantajeado lloriqueando a lo Chavela, no se qué bolero arrastrado sobre la venganza y la revancha...que sin duda le van a dar los españoles ( y hasta si me apuras las españolas...-y los "españolos", que no se me olvida nadie...doña Irene-) como se le ocurra perdonar a estos "graciosos" ninots catalanes. Vamos que, sí Dios quiere, en las próximas Fallas será Sánchez el ninot que más se queme. Prácticamente el único.
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