Luis García. Archivo particular. Solo el tiempo es testigo fiel de la historia, solo el tiempo es capaz de devolvernos nuestras raíces, y lo más importante es que solo el tiempo es capaz de hacernos rejuvenecer. Este es el prólogo de una historia sencilla que une a los vecinos de los pueblos, que en tiempos de mascarillas te hacer recordar la infancia, y que en insospechadas circunstancias te centra en el ayer, hoy y mañana de la vida de los pueblos.
Me encontré con Luis García Severino, hacía tiempo que solo tenía noticias suyas por la prensa, y fruto de aquella animada y fugaz conversación, nació la idea de escribir estas letras que nos aproximan a la historia de un hombre que nació en Casinos y que hizo de su vida un canto al saber elaborar buenos y premiados vinos.
Luis, fue hijo de Juan Manuel, más conocido por todos como Gerardo, y de Luisa. Su padre desde siempre estuvo muy ligado a la Cooperativa Vinícola Santa Bárbara de Casinos, era uno de aquellos hombres que con su trabajo, imprimió su sello junto a otros compañeros a nuestra Cooperativa de vinos. Fruto de esa relación, nos comenta nuestro protagonista que: “Durante unas vacaciones realicé unas vendimias en la Cooperativa del pueblo, ya no pude evitar quedar enganchado, a todo lo relacionado con la uva y el vino; el siguiente paso fue mi matriculación en la Escuela de Enología de Requena.
Cuando termine la primera parte de mis estudios y mientras hacia la especialización, dedique este tiempo a poner en práctica lo que había aprendido de la mano de un gran Enólogo como fue D. Antonio Hospitaler, para conocer los secretos de las fermentaciones de las cuales era un gran experto, así como resolver los problemas del día a día.” D. Antonio, era un hombre bueno, responsable, inteligente, que conocía muy bien las fórmulas magistrales de aquellos buenos caldos. Fueron muchos años los que atendió nuestra Cooperativa de Casinos, su carácter bondadoso, humano y excelso profesor, que aun es recordado por quienes vivimos aquella época.
Siguiendo el camino de Luis, en el año 1978, ya era Enólogo en la Cooperativa Vinícola de Pedralba, donde ayudó a resolver una serie de problemas que estaba atravesando aquella Entidad en esos años.
El año 1980, es vital para nuestro protagonista, ya que entra a formar parte de la Empresa VICENTE GANDIA PLA S.A. en la que ha permanecido hasta el momento de su jubilación en el mes de enero del presente año.
¿Qué camino tuvo que recorrer Luis desde aquel lejano 1980? Comenzó en el Laboratorio. A partir del año 1982 empieza a ejercer como segundo Enólogo, teniendo que hacerse cargo de poner a punto los nuevos avances tecnológicos. Ya que ese año se inicia el cambio de la línea de embotellado a una producción de 6.000 botellas/hora, siendo este hecho el estreno del camino novedoso que es preciso tomar, para demostrar que esta firma es la primera de la Comunidad Valenciana en utilizar los filtros amicróbicos en el embotellado de vinos.
En el año 1984, la Empresa se expande abriendo una nueva bodega en principio de almacenamiento, fuera de la ciudad, en el pueblo de Chiva, buscando un punto estratégico; en el año 1.985 se pone en marcha en la nueva bodega, consiguiendo superar el reto de ser la primera en conseguir la fermentación controlada de toda la Comunidad Valenciana y una de las primeras de España que empieza a controlar desde el principio todas las elaboraciones de los vinos que se usan durante el año, siendo Luis el responsable de todas estas novedosas actuaciones.
Los años van pasando y en el año 1987, esta empresa pone en marcha uno de los primeros cinco “Filtros tangenciales cerámicos de España”, y se traslada la bodega de preparación de vinos a la planta de Chiva.
Nos sigue comentando Luis: “El año 1.990 es decisivo al producirse el traslado de toda la Empresa a Chiva, incluidas las oficinas y una nueva planta de embotellado de vinos con dos líneas, una de 8.000 botellas y otra de 14.000 botellas isobarométrica, aplicando las últimas tecnologías: limpieza automática de las llenadoras y filtros, así como el control de integridad de los filtros antes del inicio del trabajo, implantándose la detección de microorganismos por epifluorescencia.
Al mismo tiempo esta firma comercial, adquiere una finca en la comarca vitivinícola de Utiel Requena de 130 hectáreas y se trasforma por completo, para adaptarla a las necesidades de nuestros vinos, pensando que nuestro principal mercado es el de la exportación.
En el año 1995 acepté lo que para mí era una importante propuesta: hacerme cargo de la Dirección Técnica de la Empresa, ocupándome desde ese momento del mantenimiento, de la parte técnica de todas las marcas de la empresa; lo que compete a inversiones en nuevas maquinarias; la selección para la compra de vinos, asumiendo la responsabilidad sobre la elaboración y preparación de los tipos de embotellado de todos los vinos. Todas estas tareas asignadas precisan contar con un elemento unificador: la confianza de ese equipo humano de colaboradores, que cada día ayuda y se preocupa en la ejecución de estas cuidadas tareas.
En el año 2.000 se proyecta y construye una bodega de elaboración en la Finca con una capacidad de 40.000 hectólitros, que son cuatro millones de litros, para proceder a obtener los vinos acordes a las necesidades del mercado. Se construye una sala de barricas climatizada, con una capacidad de 14.000 barricas. En el año 2010 la bodega recibe un nuevo impulso de elaboración llegando a producir 80.000 hectólitros, la importante cantidad de ocho millones de litros. La bodega sigue creciendo y vamos a una segunda ampliación en el año 2.012 elevando la capacidad a 110.000 hectolitros (y con orgullo reconoce nuestro interlocutor, que estamos hablando nada más y nada menos que de once millones de litros), todo ello para vinos de excelente calidad y gran prestigio en el mercado.
Durante todo este tiempo transcurrido, hasta la fecha se han modernizando líneas, sacando nuevos vinos, investigando en los gustos de los nuevos mercados, dando a conocer al mundo nuevas embocaduras. En este momento tenemos en marcha la puesta en funcionamiento de una tercera línea de embotellado con una capacidad de 15.000 botellas/hora.”
Luis García Severino, ha hecho un recorrido por la memoria laboral de los grandes logros conseguidos en sus horas, días y años de trabajo en esa Bodega que lleva por nombre Gandía Pla S.A. Pero Luis no olvida aquellos cursos de Formación Enológica en la Escuela de Viticultura y Enología de Requena. Allí empezó su aprendizaje, consagró su vocación.
Poco a poco, fue superando metas: Técnico Especialista en Enología Vitivinícola (Instituto Politécnico Nacional); asistió al Curso Superior de Técnico en Industrias Enológicas de la Universidad Politécnica de Valencia, Escuela Técnica Superior de Ingenieros Agrónomos, Departamento de Tecnología de Alimentos, y finalmente fue acreedor de la Homologación a Licenciatura en Viticultura y Enología.
A toda esta cadena de estudios, hay que sumar los reconocimientos que a lo largo de una vida ha sido acreedor su trabajo: Mejor Enólogo Tradicional en el año 2.009 (Premios <SUMMUN VINUN>, Círculo de Enófilos de Utiel-Requena).Mejor Enólogo del año 2.011 (Asociación Valenciana de Enólogos).
“Di Vino 2.012 V Certamen.” Por su elevada dedicación como Enólogo a los vinos de Utiel-Requena. (Consejo Regulador de la Denominación de Origen Utiel Requena). Como corona de gloria y resumen de toda una vida dedicada a hacer buen vino, recibe la “Medalla de Oro al Mérito Vitivinícola en el año 2.012” que otorga el Consejo Regulador de la Denominación de Origen Valencia.
Palabras, letras, premios, documentos, en definitiva litros y litros de vino que pasaron por sus manos y ante su vista. Empresas ejemplares, hombres que han sabido desde el silencio, el anonimato, la sencillez, dar los mejor de ellos para honra y gloria de nuestros vinos y de nuestras tierras. Luis siempre transmitió una imagen de persona discreta, abnegada, trabajador y constante. Ha llevado una vida abrazado a su familia, a su esposa Isabel y a sus hijos; su paso por Casinos, siempre fue contemplado desde el prisma de la convivencia familiar y ese sentimiento afectivo con su pueblo Casinos.
Un resumen de todo lo escrito: “El premio al mejor Enólogo por darnos tan buenos vinos”, pero esa frase no puede definir una vida, una dedicación y un excelente saber hacer.
Casinos se siente orgulloso de te tener hijos ilustres como Luis García, hijos que amamantados en las fuentes de aquella humilde escuela que tenía por maestros a D. Pedro Villanueva o a D. David Marco, nos inculcaron además del saber, la educación, los valores de respetar y amar a nuestro pueblo, y lo que es más grande, que allá donde nos encontremos jamás nos olvidemos de esa tierra que nos vio nacer y que lleva por nombre Casinos. Ese es el mejor resumen y la mejor letra que hoy puedo escribir de Luis García Severino, con el que todos hemos aprendido conociendo su impecable trayectoria, y felicitándolo por ese camino de éxitos que avalan su gestión. ¡Enhorabuena Luis!
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