Sandra Turégano. / EPDA Como si no tuviera bastante el comerciante, que cierra su negocio a las seis de la tarde por el toque de queda sanitario, o el tabernero, que tiene clausurado su negocio desde hace más de un mes, para que unos delincuentes le rompan la luna del escaparate y arrasen con las mercancías. Es lo que desgraciadamente estamos viviendo estos días en ciudades de Cataluña, Madrid y también en la ciudad de Valencia.
Como si no tuviera bastante el empleado público que desinfecta todas las mañanas las calles para evitar la propagación del covid para que tenga que limpiar además los destrozos que han provocado unos gamberros. Lo estamos viendo estos días a raíz del encarcelamiento de Pablo Hasél.
Policía que vigila
Como si no tuviera bastante la Policía que vigila que se cumplan las normas y nos protegen, para que se tengan que enfrentar a unos provocadores que no producen nada en esta sociedad pero tienen el deleznable oficio de destruir.
Como si los sanitarios no estuvieran viviendo la peor pesadilla como para que unos irresponsables aumenten aún más el número de enfermos y muertos.
Como si las administraciones no estuviéramos gestionando una pandemia, que es la situación más penosa y complicada que hemos tenido que encarar, para que tengamos que restar recursos materiales y económicos por unos vagos que se tocan las narices durante el día y se reproducen haciendo el mal por las noches. No puede ser.
Como si no tuviéramos bastante con aguantar a unos criminales para que tengamos que soportar también a políticos profundamente irresponsables que jalean las acciones violentas, cuestionan la democracia y fomentan los disturbios. Eso sí, lo hacen a distancia, sin mancharse, sin mojarse. A golpe de tuit, sentados en las sillas de las instituciones públicas donde los ciudadanos los han puesto. Por eso es tan importante elegir bien en las elecciones. Hay que votar a los mejores. A personas que sumen y no resten, que convenzan y no venzan y que siempre, pero siempre favorezcan la convivencia entre todos los ciudadanos.
Yo en mi sociedad no quiero ni vándalos ni camorristas.
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