Modesto Martínez. EPDA Los que me conocen saben que fui, en su momento, firme defensor de la candidatura de Pablo Casado a la presidencia del Partido Popular. Consideré que representaba unos valores con los que me siento identificado y una voluntad de aunar fuerzas para hacer grande el partido.
Casi tres años después y con un panorama político convulso, tengo la misma sensación, pues Pablo es la única alternativa a la forma de gobernar de Pedro Sánchez. Y lo acabamos de ver con la gestión de fondos de ayuda que nos ha asignado la Unión Europea. Donde el presidente del PP proponía crear una Agencia Nacional de Recuperación que gestionará los fondos europeos y que estuviera dirigida por alguien independiente, Sánchez ha querido que el aparato del gobierno sea el que los gestione. Por desgracia, una mayoría parlamentaria ha decidido apoyarlo, de manera que ahora tenemos un macro Plan E, como el de la época de Zapatero, y ya vimos como acabó aquello. Las redes clientelares de la izquierda deben estar frotándose las manos.
Ni Sánchez ni Iglesias son de fiar. Y no lo digo sólo por mis diferencias ideológicas con ellos, lo que de verdad censuro es su continuo recurso a la mentira. Mintieron sobre el comité de expertos, mintieron sobre el IVA de las mascarillas. Su plan de vacunaciones es una pura mentira: ni ellos mismos se creen que vayan a vacunar al 70% de la población antes del fin del verano. Han catapultado a su candidato Illa generando expectativas falsas y abusando de la confianza de la ciudadanía. ¿Y alguien puede creer que no van a mentir con la distribución del dinero de las ayudas comunitarias? Necesitamos un gobierno capaz de liderar la economía, unos dirigentes que no nos mientan, que afronten con responsabilidad y capacidad de gestión tanto la crisis sanitaria como la económica.
No, no me equivocaba hace tres años cuando apoyé a Pablo Casado, él y el PP son lo que necesita España. Tenemos que elegir, o Casado o la nada, no hay más.
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