El 28M hay elecciones municipales y autonómicas. Yo les pido el voto en Valencia para María José Escribá, trabajadora del Ayuntamiento desde hace más de 40 años.
Los magos de Oriente se ofrecen a los niños a través de sus cartas y deseos
bien entrado el invierno, a comienzo de año. Son deseos en gran medida irrealizables
o de fantasía para los adultos, pero para ellos, en su mundo mágico pueden hacer lo
imposible, y a pesar de que algunos no se hayan portado muy bien, los reyes magos,
siempre cumplen. Pero hay otros magos primaverales de mayo que aparecen cada
cuatro años, y ofrecen un mundo irreal de fantasía aún mayor, y no cumplen tanto lo
prometido como los primeros. Son estos artistas del embeleco y el postureo, que
encabezan la lista de los partidos políticos tradicionales con sus largas y pesadas
carrozas de aparataje de partido, de presumida e inexistente democracia interna, y
que colocan por decisión dedocrática desde arriba, al alcaldable o presidenciable. La
candidata al PSOE por Valencia, inexperta y en una realidad paralela, como alguna
vez ha confesado, sigue la voz de su amo; y su socio de Compromís, no precisa mayor
presentación o comentario; quizás tendría que haber utilizado el tema veraniego de
Shakira (la bicicleta) para su campaña, aunque visite con escoltas y en Mercedes, los
barrios de sus potenciales electores, o aparecer en el cartel electoral trajeado, que
no casa mucho con su bicicleta, quizás mejor de clown, más acorde con el mensaje
real de los hechos, al comparar sus resultados de su gestión con lo prometido en su
día.
El sueldo y las dietas de los políticos es la compensación por dedicación a lo
público, que debe ser siempre vocacional y provisional, y no profesional como medio
de vida, poniendo por delante el interés público en cualquier momento y lugar. El
político profesional en cambio, con vocación de permanencia en el cargo, construye
un relato con fiel diseño de marketing en el mejor de los casos; relato que le viene
dado de arriba, conformando un discurso aparente, pero que analizado, esconde ese
toque mágico de irrealidad, cuya receta nunca es la acertada, por cuanto la tozudez
de los hechos, la cruda realidad, demuestra que ese fin último y supremo, que es el
bien de la ciudadanía y su bienestar, nunca está presente en ellos. Son cantos florales
de primavera. Analizando al azar la oferta de la candidata al PP a la alcaldía de
Valencia, su relato es sólido y bien construido. El gobierno anterior ha construido
(afirma) sólo 14 viviendas de VPO en los últimos años; y 9 de cada 10 jóvenes tienen
dificultades en acceder a la vivienda. Nosotros vamos a hacer en 4 años 1042
viviendas de VPO (continúa prometiendo a todo medio audiovisual), presuntamente
para esos jóvenes necesitados de ayuda, para que puedan acceder a una vivienda y
poder formar una familia. Pues bien, en la comunidad de Valencia, según datos
estadísticos, la población joven, entendida como la comprendida entre los 20 y 35
años, representa apenas el 16% de la población de la Comunidad. Extrapolado ese
porcentaje a la ciudad de Valencia que tiene 800.000 habitantes, salen 128.000
jóvenes en esa franja de edad a la que facilitar la vivienda, de los cuales, el 90%,
según la propia candidata (115.000), tendrán dificultades serias para acceder a una
vivienda. Y esto con datos que en realidad son mayores, pues la juventud, por
razones de estudios y oportunidad de trabajo, entre otros, abunda más en la capital
que en el resto del territorio. 260 viviendas de VPO prometidas por año, son
claramentes insuficientes para ese colectivo de más de 115.000 jóvenes, aunque su
canto de sirena sea prometedor, seductor y aparente. El ahorro prometido en
recaudación de 67 millones de euros, reduciendo impuestos, y aumentando a la vez
el gasto, tampoco casa con las matemáticas más elementales. Esas promesas, no
serán cumplidas. Y lo saben. Y la esencia de todo esto, de la causa del mal, radica en
la propia gestión del Ayuntamiento. Cualquiera de estos artistas del embeleco y del
espectáculo electoral, que despliegan sus mejor plumaje ahora en campaña, cuando
acceden al poder y a la gestión de gobierno, no van a hacer nada para cambiar el
estado de cosas, ni cumplirán lo prometido; y la sufrida ciudadanía que lo padece en
carne propia, que cada vez está más cansada, lo sabe.
La candidata a la alcadía por Valencia, María José Escribá, por el partido
ACTUANDO, trabajadora del Ayuntamiento desde hace más de 40 años, que conoce
toda su estructura, y ha estado trabajando prácticamente en todas sus
dependencias; conoce, como todo buen empresario, desde la base, no sólo desde
arriba como el resto de los candidatos, las carencias esenciales por corregir del
Ayuntamiento; conoce a la perfección sus fallas. La Administración es ineficaz por la
sobredimensión de cargos innecesarios e incompetentes que lastran la gestión y
aumentan el gasto, con una lacra incesante de favores e intereses a satisfacer entre
los miembros de los grandes partidos de coalición, a lo que se añaden los gastos
superfluos aparejados a los anteriores para alimentar y engrasar debidamente lo
descrito; además, el nefasto sistema de selección de sus trabajadores, modificado
expresamente por el concejal de personal, que favorece los intereses de partido. La
ciudadanía desconoce la existencia de numerosos cargos de altos sueldos, asignados
a servicios, cuyos trabajadores ni los conocen (por cuanto nunca se pasan por allí).
Hay fallas por la mala distribución de sus competencias, por la duplicidad de tareas,
por el exceso de trámites burocráticos, y por un largo etcétera, entre cuya guinda
destaca haber aumentado en más de 5 millones de euros sobre 15 presupuestados
en 2022 (ahora son más de 20), el presupuesto exclusivo del servicio de alcaldía.
Aumento realizado en tan sólo un año (presupuesto para 2023) para asesores
personales del señor Ribó, lo mismo son para los mecánicos de su bici.
Los mercados municipales y el pequeño comercio, que está desapareciendo
por la inexistente gestión de parte del Ayuntamiento, ofrecen siempre, por ausencia
de intermediarios y cargas prescindibles, precios sin competencia y de mejor calidad,
con relación a las grandes superficies, que hábilmente se publicitan como si no
hubiera un mañana. Hecho incontestable que pudimos comprobar in situ en un
mercado de la ciudad ayer. Pero en lugar de promocionar los puestos de mercado
que es la misión de los responsables del Ayuntamiento, se les crean nuevos
requisitos de imposible cumplimiento para sus exangües economías, al tener que
cerrar sus obradores, sin dar soluciones alternativas, salvo la sanción administrativa
(como no). Han cerrado, según la coordinadora responsable de mercados, más de
480 puestos en toda Valencia en los últimos dos años, y estando, en particular, el
Mercat Castilla, en una situación lamentable con techos cancerígenos de amianto y
filtraciones e inundaciones en periodos de fuertes lluvias. Sólo el mercado local y de
cercanía regentado por profesionales, puede satisfacer en épocas de crisis
debidamente a los ciudadanos y cumplir su función de adquirir productos
asequibles, frescos y saludables para su alimentación.
En paralelo, sólo un partido
local con personas voluntariosas, no profesionales de la política (pues su carrera
profesional la traen de casa), que viven la ciudad de Valencia y se interesan porque
funcione de verdad, y que dejaron hace tiempo de creer en las promesas de siempre
de los magos de mayo pueden dar respuesta a las necesidades de la ciudad; sólo
ellos, son capaces en esta situación de crisis, de gestionar y resolver eficazmente los
graves problemas que afronta la gestión del Ayuntamiento, sin tener que responder
de favores, ni de alimentar intereses de partido, y nombramientos de cargos
inservibles a cambio de favores políticos. Los intereses de grandes partidos que
deben nutrir su enorme aparataje y estructura, elabora ese relato floral de
primavera, ese diletante canto de sirena que nos demuestra una y otra vez, que no
son la solución para Valencia, sino parte esencial de su problema. El único camino
posible es buscar el mercado local, el partido que gestione sin intermediarios ni
órdenes de arriba, cuya única prioridad es el bienestar de Valencia, para que sus
ciudadanos puedan vivir como antes, en una ciudad habitable y sostenible, de
sencillo tránsito, y sin elevadas cargas fiscales, y con una gestión eficaz de sus
servicios, para que sigan sintiéndose orgullosos de su ciudad, y de que pueden vivir
dignamente sin sentirse de nuevo engañados de falsas promesas por boca de los
mismos falsos profestas. Cambiemos el relato del viejo romance, y que sea por mayo
cuando le demos mal galardón, al ballestero que mató a la calandria de la ilusión de
la Valencia soñada, eligiendo la saeta certera (voto) para cambiar su futuro. Vote
Actuando contigo para la Sociedad, para Valencia.